jueves, enero 03, 2008

Los ‘transitistas’ se tomaron el Canal de Panamá

Los ‘transitistas’ se tomaron el Canal

Marco A. Gandásegui, hijo
gandasegui@hotmail.com

Las clases sociales o los grupos que han dirigido la política panameña desde la fundación de la colonia española a principios del siglo XVI, han privilegiado la posición geográfica del Istmo y su función de tránsito. Las colonias generalmente se establecen con el fin de extraer riquezas para enviar al país de los conquistadores o para establecer un nuevo asentamiento humano con características auto suficientes.

Las colonias hispanoamericanas se crearon para extraer las enormes riquezas minerales descubiertas poco después de los viajes de Colón. Las colonias más prósperas (México y Perú) eran exportadoras de oro, plata y otros metales preciosos. Los españoles también crearon colonias agrícolas (Argentina, Chile, Venezuela y Centro América), para apoyar los explotadores de las minas. La corona española, a su vez, convirtió a Panamá en una ruta de tránsito para darle más seguridad a los tesoros que se transportaban a España. El Istmo se convirtió en un puente para facilitar el comercio colonial.

A principios del siglo XXI, 500 años más tarde, Panamá sigue siendo un puente estratégico para el comercio marítimo mundial. La decadencia del imperio español la desplazó del escenario mundial en el siglo XVIII. A partir del siglo XX fue reemplazado por EEUU que construyó el Canal de Panamá (entre 1904 y 1914).

Las potencias siempre cambian, también varían las rutas y las mercancías. Hace casi 500 años se impuso sobre Panamá la ruta dorada entre Perú y España. En la actualidad, la ruta más importante une a EEUU y el lejano oriente, con sus flotas de contenedores y graneros. Mañana surgirán otras rutas y nuevas mercancías. Lo que no cambia es el puente formado por el Istmo y su población compuesta por panameños. También sigue igual el efecto enloquecedor que tiene el brillo del tránsito sobre la clase dominante panameña. El brillo lo confunden con una luz celestial, convirtiendo la ruta en un dios.

Estos dirigentes apegados al pasado conciben la ruta de tránsito como un fin en sí mismo. Para asegurar su existencia, pactan con la potencia de turno, sea España, EEUU (y ¿mañana podría ser China?) Quienes profesan esta ideología —sistema de ideas— se llaman “transitistas”. Sin embargo, el “transitismo” no conduce hacia el desarrollo y menos al bienestar de todos los panameños. La ruta de tránsito debe verse como un medio para acumular lecciones, riquezas y posibilidades para organizar y planificar una nueva sociedad productiva, inclusiva y que garantice el progreso. Las riquezas que arroja la ruta deben invertirse en actividades productivas, tanto en el sector agropecuario como en el industrial, haciendo énfasis en ciencia y tecnología.

La falta de una política de desarrollo nacional es lo que caracteriza a Panamá a principios del siglo XXI. En esta coyuntura los "transitistas" se aprovechan de las riquezas del Canal y la especulación internacional que su ampliación ha despertado. Sin embargo, no existen planes coherentes para invertir los excedentes que captura la economía panameña, generados por el comercio marítimo mundial, para convertir a los panameños en un pueblo productivo, con niveles elevados de educación y salud capaces de competir productivamente en un mercado mundial exigente.

-El autor es profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA.

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